domingo, enero 07, 2007

La globalización del calentamiento

La temperatura del planeta ha subido de forma drástica en el último siglo. Los osos ya no hibernan y las hojas de los árboles ya no se caen porque esperan al invierno que no llega. En las montañas no hay nieve. Un 5% se ha perdido en el hemisferio norte desde 1966. Los océanos se calientan y el nivel del mar sube casi un centímetro al año. Este es el panorama que presentará el informe de la ONU sobre el cambio climático con una conclusión definitiva: por culpa de la actividad humana el calentamiento global es irreversible.
La globalización es un conjunto de procesos fruto de nuestro tiempo. Se suele simplificar en uno solo, económico y con unos pocos actores principales, EEUU, Japón y la Unión Europea. Sin embargo, el calentamiento global es una más de las raíces de el árbol de la globalización y afecta a todos. Al dueño de una fábrica en Francia y al agricultor de los Andes.
La globalización del calentamiento es algo que ya se conocía. Los científicos lo gritaban desde hacía 60 años. Las especies animales y vegetales que se han extinguido lo suplicaban. Ni los gritos ni las súplicas han permitido que todas las naciones hayan firmado Kyoto ni que alguno lo haya cumplido. El fracasado protocolo intenta reducir la emisión de gases de efecto invernadero como son quemar petróleo, gasolina y carbón en la industria. Entre otros, EEUU aún es reticente a frenar sus emisiones de CO2, cuando es el mayor emisor del mundo. Los valores de dióxido de carbono en la atmósfera exceden los valores de los últimos 650 000 años.
Los datos son cuestionables. Seis de los siete últimos años han sido los más calurosos desde que hay registros, los glaciares retroceden, cada década se pierde un 7% de la superficie helada. Es improbable (menos de un 5%) que el cambio climático global haya sido por causas naturales de la variabilidad del clima.
Las catástrofes son la prueba de que el cambio climático no es un problema de las generaciones futuras. Las actuales sequías, las inundaciones, los grandes huracanes y terremotos son causa del calentamiento global según los científicos. Y aún será peor. Las lluvias aumentarán, pero de forma desigual. En las zonas secas lloverá aún menos y en las zonas húmedas las lluvias aumentarán.
No se puede esperar. En la tan necesaria reforma de la ONU convendría contar con un organismo autónomo que sea capaz de hacer frente al desafío climático. Un órgano que consiga involucrar a la mayor parte de países del mundo y capaz de aplicar sanciones efectivas para el cumplimiento de unas reglas de juego que no acaben con el tablero. Su primera tarea será formar una conciencia colectiva sobre la importancia de mitigar los efectos del cambio climático y rechazar a las naciones que excedan los límites que soporta la naturaleza.
Es el momento de apostar por fin por las energías renovables. La Unión Europea ha propuesto ya definir una política energética común para frenar la dependencia exterior y el calentamiento global. El Parlamento Europeo acordó reducir sus emisiones de CO2 en un 30% hasta 2020. Para entonces las energías renovables deberían representar un 25% de la producción total de energía y un 50% en 2040. En un país como España, con una media de 300 días solares al año, las posibilidades que tiene la energía solar deberían aprovecharse sin más demora. Ese es el camino hacia el progreso. Un viejo proverbio dice que nunca es tarde si la dicha es buena. Otro mundo es posible por es necesario. Hemos llegado tarde al desafío del cambio climático que ya es irreversible por nuestra culpa. Está en nuestras manos minimizar sus consecuencias y llegar a tiempo a la batalla de nuestra propia supervivencia.