lunes, junio 19, 2006

¿Soñamos?

El rojo hinunda las calles. Es un rojo viejo, que cada cuatro años desde hace mucho tiempo pinta las calles de un país, de un sentimiento. La ilusión es lo último que se pierde y por eso, cada vez que llega el acontecimiento, el rojo, renovado, dibuja sonrisas en la boca, lágrimas en los ojos y trazos de guerra rojos y amarillos en el rostro de la gente.
El sentimiento rojo va creciendo en el corazón y llega hasta el verde, que muchos se empeñan en llamar césped. Se enfrentan a amarillos, negros y blancos, pero el rojo siempre acaba perdiendo contra un tal cuartos. Con rabia, de pie, como los campeones. Es entonces cuando la ilusión se pierde de golpe, el rojo se destiñe de lágrimas, desesperación y de frases comunes: "Jugamos como nunca y perdemos como siempre".
El rojo se pierde en el olvido, nadie habla de él y durante 4 años permanece en silencio, a la espera de una nueva oportunidad, de una nueva ilusión. Como ahora. Y alguien desde fuera que viera la esperanza del rojo, que viera vibrar tantos corazones en torno a un sueño, pudiera pensar que es una enfermedad crónica que ataca cada cuatro años. Pero no es cierto, duerme en el interior de los sueños de un pueblo.
Y es en esa enfermedad que duerme la que me ataca en este momento. Despues de dos victorias del rojo. Y cuando Raúl empataba, ahí, al rechace, como sabe, donde es el mejor, sentía que el sentimiento afloraba y me llegaba a los ojos. Y cuando nos pusimos por delante y ya ganábamos y el rojo se desbordaba en las gradas, en Colón, en el corazón de todos. Entonces no importaba que el tal cuartos quisiera ganarnos de nuevo. No se trata de juego, de calidad o de suerte. Se trata de ilusión y de sueños. Soñar es gratís y además, durante unos instantes, te hace feliz. Que tiemble Brasil, llega España.

sábado, junio 17, 2006

A los pequeños grandes poderes

¿Qué poder une a tres personas desconocidas entre sí alrededor de una luz? ¿Qué estraña magia hace que alguien tan pequeño sea a la vez tan grande? ¿Porqué hechizo los tres mirábamos tu marcha como si nos desprendiéramos de una parte de nosotros que se va para volver y enriquecer nuestras vidas?
Ni el azar, ni el dinero, ni la fortuna pueden nada contra estre poder. Frente al odio el amor, frente a la discordia la armonía, frente al desorden el equilibrio. Frente a la muerte, la vida.
Tu mochila "abultaba más que tú", tu sonrisa y tu corazón son aún más grandes. Nosotros sólo pudimos llevárte la maleta, después debiste seguir sola. Bueno, sola no. Las tres personas que te despedimos y muchas más te llevamos dentro y tu nos llevas contigo a todas partes. Con tus ojos he visto las cataratas de Iguazú, he viajado a la Patagonia y cruzado el estrecho de magallanes. Con tus pies he caminado por el desierto de Arizona, subido a la torre Eiffel y volado sobre mil mares. Con tu corazón has inundado el alma de todos los países donde has estado. Del mio eres el primer caballero, el comandante general de mis ejércitos (ya sabes, esos que luchan con palabras en la boca y con pluma en la mano), la hermana de mi corazón.
Porque, la más poderosa de las magias y el más potente de los hechizos, que ni reyes ni guerras pueden vencer es la amistad. Y tú eres mi mejor amiga.

sábado, junio 10, 2006

Discursos varios 1: Estudiando

R: Ya lo días no tienen sentido...no importa si es martes o jueves o juernes

P: ¿Está echando gasolina?
R: Yo no lo siento, pero esto debe estar echando a saco.
(A su espalda un cartel decía: Pasar por recepción antes de echar gasolina)

P: En época de exámenes no somos humanos ¡Estoy hasta las napias!
R: Claro, somos homonapiensis.

(M pone la televisión)
R: Primero, baja la tele; segundo, apágala.

M: Ah, pero ¿Esto son tonterias? Porque mansio dice muchas cosas.

R: ¿Qué haces con una sudadera?
P: Que tengo miedo, digo frío.

P: Creo que voy a matar a alguien, y tú estás muy cerca.

R: Iba bajando las escaleras y de pronto me hizo el pie Jutututrunsca

R: ¿Qué pensarán de nosotros la gente que nos vea desde fuera?
P: Que tontos.
R: Sí, lo admito.

(Intentando transcribir los discursos)
R: ¿Cómo había dicho? ¿Qué pensarán de nosotros...? ¿Qué más?
P: Pero ¿ Tú no estabas?