domingo, diciembre 03, 2006

El ejército español

En uno de esos días que juego a soñar embarqué en un buque de carretera y llegué a la base de la armada de Cartagena en compañía de unos amigos. Era la misma ciudad que había visitado no hacía mucho. Recordaba el Arsenal, justo enfrente habíamos cenado. Justo enfrente está la infantería de marina, la unidad operativa de la base. De entre todos los marines, seis esa noche de ensueño decidieron salir a hacer botellón.
El puerto se movía al suave balanceo del mar. De pronto, un grupo de periodistas les salieron al encuentro del destino, en ese lugar donde las distancias no existen, sólo la esperanza del ser humano cuando se ve reflejado en otro ser humano.
Hablamos de todo, nos interesamos por su existir, por las batllas que han tenido que luchar, ninguna con un fúsil en las manos. Eran jóvenes valientes en busca de una familia y un futuro que aún desean que les pertenezca.
Uno de nosotros dijo, que pena que tengamos una grabadora. Yo también lo pienso durante un segundo, después la paz me invade. Las estrellas están en en su sitio, brilla la luna creciente en el cielo, el aire es humedo del aliento del mar. Mejor dejarse llegar, dejar que el sueño siga su curso, empaparme de la humanidad y la humildad de personas iguales que yo, con sus sueños perdidos, y los que están por conseguir. Me inclino ante mi amigo y le susurro, me lo estoy pasando de puta madre, yo también.
Al día siguiente, coroneles, capitanes de fragatas y almirantes. No se comen a los librepensadores ni tienen sed de sangre, pero demasiada parafernalia. Embarcamos de nuevo hacia el CESEDEM en la castellana de Madrid. La línea verde de la esperanza es la sonrisa en un corazón tocado por la alegría.

1 comentario:

PALOMA dijo...

Ademas, esta noche hay luna llena y se acerca la Navidad.