lunes, marzo 19, 2007

Habaneando

La Habana nos recibió vestida de luces. Nos timaron en la cena y acabamos en el malecón sboreando la salada brisa del mar con nuestro inseparable Havana Club. La capital de Cuba como le escribió un amigo a su madre es envolvente y feliz, también orgullosa. La gente es muy fidelista, tranquila y pedigüeña. Un hombre nos llevó a tomar un mojito y acabaé pagando por ellos 13 pesos convertibles (unos 12 euros). El cubano es un puelo cercanoy caluroso pero si llevas cara de "primer día" acabarán sacandote hasta los ojos si te descuidas. La dictadura lo consiente porque la mendicidad aduerme las conciencias y embota los corazones. Muchos, la mayoría, sólo buscan sorevivir, buscavidas que a pesar de todo lo que tienen que sufrir nunca dejan de sonreir, de bailar o de cantar. Los cubanos tienen porhibido andar con los turistas. Una noce en el malecón vimos a unos policias llevarse a un chico esposado por estar cerca de nosotros. Pero cuando hablan de sí mismos no hay rencor en sus palabras. Un joven que nos enseñó a tocar ritmos cubanos con los bombos y las maracas nos lo demostró: "Nosostros no tenemos dividí (dvd) pero somos felices.
Cuba es la hermana pequeña y despechada de EEUU. Su madastra España comparte con ellas las mismas estrellas en el cielo cada noche. Tan cerca, tan lejos. La Habana colonial y neocolonial se funden con la cultura afrocubana, creando un sin fin de sentimientos nocturnos hasta el amanecer. En la ciudad dormida nadie duerme. Sus edificios se estcancaron en los años 30 como si de una película de El Padrino se tratara. Desde aquel entonces, los edificios se han ido deteriorando hasta coger un tono gris, con las fachadas peladas por la humedad y el viento. Sus únicos cambios son remiendos y parches . Como cuando tu madre te ponía una rodillera en los vaqueros, sin poder ocultar la realidad. Grandes mansiones que apenas se sostienen son las viviendas de los más pobres. Tan sólo un pequeño círculo alrededor de la catedral de la Habana Vieja ha restaurado su aspecrto gracias al dinero de España por ser patrimonio de la humanidad.
Cuatro días que no dan para mucho, pero ayudan a soñar una ciudad. La plaza de la revolución y un puro en honor de aquel sueño truncado. El capitolio wasingtoniano, un amigo de verdad, Raul, en una oche con Brugal. Espero que tu madre se recupere de lo suyo. El fuerte del Morro, como aquel otro puertoriqueño, como me recuerdan ambas hermanas. Amo y odio esta ciudad. Amo y odio a la gente, la revolución. Amo y odio el país donde triunfó Ernesto Guevara.
Miró las luces de la ciudad desde la noche en el malecón. Es mi última noche. Intento retener todas las imágenes posibles antes de marcharme para recordarlas siempre. Creo que empiezo a entender el espíritu cubano. Volveré a la Habana, aunque ya no será la misma. Yo tampoco.

2 comentarios:

PALOMA dijo...

Sali de La Habana un dia camino de Santa Fe, y en el camino encontre un cartel que asi decia: Sali de La habana un dia...

Anónimo dijo...

He visto las fotos de Cuba! Eres poco fotogénico, pero muy guapo jijiji
Volverás? me llevarás? Quiero ron!
Te veo pronto, o eso espero!.