A veces uno necesita descnasar, cobijarse bajo ese abrazo eterno que duró apenas unos instantes. A veces uno necesita llorar y que las lágrimas laven sus mejillas y limpien su alma. A veces uno necesita bajarse del mundo y gritar por la flecha lanzada, la palabra dicha o la oportunidad perdida. Sólo a veces, uno mudaría el rostro, el cuerpo y el alma y querría convrtirse en otra persona, quizá en otro traje hueco.
A veces, sólo a veces, a uno le gustaría simplificar su vida, distinguir lo correcto de lo precipitado, tener tiempo para decidir, sentirse libre, sereno, él mismo... A veces, esas miradas en silencio llenan más que mil palabras. Descansar en tu regazo acabaría con mi desdicha, arrojaría las tinieblas a la sombra y una sonrisa se dibujaría en mis labios. A veces sólo un minuto inolvidable y cierto es capaz de llevarme al cielo.