miércoles, marzo 26, 2008

Crónicas de Córdoba: La maldición del cortijo fantasma


El segundo día en Córdoba amaneció soleado, las nubes habían decidido dar una tregua definitiva a los cofrades para que pudieran sacar a sus ídolos en procesión el resto del fin de semana. Era viernes santo.

La mañana se fue entre paseos por el casco viejo y visitas a todas las iglesias que nos encontrábamos por el camino. Sobre todo, me llamó la atención que en todas hubiera siempre un grupo de personas rezando, reunidos en una pequeña parte del templo, ante una imagen de Cristo o la Virgen. La mayoría superaba los 60 años y muchos oraban de rodillas con sentida devoción.

Seguimos paseando y al llegar a una placica recogida, muy colorida y con un naranjo en medio vimos que una pancarta proclamaba: "Gracias alcaldesa por mantener esta plaza". Debía ser una de las pocas ciudades del mundo donde en vez de criticar a su alcalde en la calle lo alaban de manera tan abierta y sincera. En mi mente empecé a forjar me una idea acerca del carácter de los ciudadanos de aquella maravillosa ciudad sin querer caer en la generalización: los córdobeses son pacientes, religiosos y votan al Partido Comunista. Olé.

Por la tarde, después de comer en la casa de campo de Rafa, fuimos en busca de un cortijo perdido. Al parecer el tio de Lara conoció mientras hacia la mili a quien se convertiría a partir de entonces en su mejor amigo. Pero un mal día perdió su teléfono y perdió el contacto con él. La única pista que tenía el tío de Lara era que su amigo vivía en un cortijo llamado "Cortijo de la Reina" a las afueras de Córdoba. Y allí que fuimos.

La búsqueda nos llevó tres horas. De paso encontramos un cortijo abandonado muy siniestro, con una plazoleta rodeada de casas donde había varios coches aparcados pero ni un alma se movía por allí. Hasta el bar estaba cerrado. Ya de noche encontramos una entrada al cortijo, anunciado en un cartel. No se podía entrar en coche, así que fuimos andando por un camino de tierra que desembocaba...en el cortijo misterioso que habíamos visitado cuando aún era de día. Seguía sin moverse nada por allí y ante tan extraño lugar empecé a inventar historias: son espíritus que viven aquí pero no los podemos ver; son unos bárbaros que nos van a tender una emboscada; son zombies que están bajo tierra y sólo salen a partir de las 12 de la noche; son un grupo de gente muy espiritual que han elevado tanto su energía que se han ido a otra dimensión.

Al final, vimos una luz en una casa donde vivían una señora tetona y regordeta y su marido. No sé si se asustaron más ellos de vernos o nosotros porque hubiera alguien con vida en tan siniestro cortijo. Yo esperaba que en cualquier momento la señora gritara de pronto en plan Gandal en El Señor de Los Anillos: "Corred insensatos. El Mal se acerca". Nada de eso ocurrió, le dejamos el teléfono del tío de Lara para que se lo hiciera llegar a su amigo de la mili y huimos lo más rápidamente posible de aquel lugar del infierno.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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PALOMA dijo...

O a lo mejor se encenderían todas las luces de los coches de pronto y, sin conductores dentro, irían a pillar.

Anónimo dijo...

Que buena aventura, me has tenido intrigado hasta el final.
Ja, ja, ja, y muy divertida.