lunes, marzo 27, 2006

El eterno retorno

El 22 de Marzo fue un día diferente. ETA anunció el cese de la lucha armada como medio para alcanzar sus objetivos independentistas. El anuncio, bien acojido por el gobierno y las principales fuerzas políticas, ha suscitado en el Partido Popular una postura más allá del escepticismo.
Cuando la gente volvió del trabajo el boca a boca funcionó de los directivos a los secretarias, de las señoras de la limpieza a los empleados, en la calle, de fumador a fumador. Cuando la gente volvió de trabajar no se despegó de la televisión. Los que no estaban en casa escuchaban con suma atención la radio sin moverse del coche. Por primera vez, el silencio de una posible paz y no de las armas dominaba las calles.
Mientras, en el Congreso de los Diputados, el gobierno veía con esperanza el comunicado. Aún así, Zpatero se nostró cauteloso hasta que "las palabras den paso a los actos". Su discurso conciliador con el PP y su iniciativa para liderar una coalición de los partidos democráticos tuvo, una vez más, las reticencias del principal grupo de la oposición. Pero ni siquiera ellos han podido eludir la realidad de que el final está cerca y de que la unión es necesaria por encima de las rencillas políticas. El sonido de la palabra paz es un deseo ineludible para los ciudadanos españoles y, por tanto, para sus representantes en el parlamento.
Pronto el paro de guardaespaldas en el País Vasco aumentará y la gente podrá salir a la calle y decir lo que piensa y manifestarse libremente sin temor a ninguna represalia. Como ese mismo día 22 de Marzo en Madrid, cuando ya atardecía y decenas de personas del Barrio del Pilar salieron a la calle a protestar contra la ley de parquímetros. Sólo piden que dejen de bajar los impuestos directos para beneficiar a los más ricos. Piden, que Madrid no sea una ciudad elitista, donde sólo puedan tener coche los que puedan pagarse una plaza cada día para aparcarlo. Encabezaban la manifestación, hombres y mujeres de mediana edad, con canas algunos, otros más jóvenes con sus hijos en brazos o paseando el carrito. La mayoría curtidos ya de batallas por sus derechos. Un hombre con un megáfono llevaba el ritmo de la concentración: "Parquimetros no". En la boca del metro, un policia de seguridad sonreía.

1 comentario:

PALOMA dijo...

ETA ha hablado. Ahora debemos mantener silencio y cautela, para que muy pronto podamos gritar en libertad.

"Chito, chico, muy bajito, llegaremos al portal: cantaremos, bailaremos...y todos se alegrarán."