domingo, febrero 04, 2007

Globalizar la globalización

La población europea suponía el 21% de la población mundial cuando se firmaba el Tratado de Roma hace 50 años. Hoy representa el 11% y a mediados de este siglo bajará hasta el 7%. Cuando en la próxima cumbre del G8, la presidenta de turno Angela Merkel, invite a China, India, Brasil, México y Sudáfrica tendrá sentido hablar de una reunión con los países más poderosos del mundo.
Al menos en cuanto poder político. La hegemonía mundial es aún de Estados Unidos. Es el país que gasta más en Defensa, su ejército es el único que puede actuar en cualquier zona del mundo y su tecnología civil, militar y espacial la más avanzada. Pero la globalización requiere un nuevo sistema mundial, un cambio fundamental en la ecuación de poder donde los flujos financieros, políticos y de información no sean unidireccionales. En este sentido, los siete países más poderosos del mundo y Rusia tratan de incorporar a los principales países en desarrollo a las reglas del juego occidentales: con una economía capitalista y una democracia representativa que favorezca al estamento económico. Esta es la primera conclusión del Foro Económico Mundial que se celebra anualmente en Davos, Suiza.
No parece que se haya avanzado en otros aspectos fundamentales como el hambre, las enfermedades, la falta de atención sanitaria o el déficit educativo de gran parte de la población mundial. La globalización es, ante todo, un fenómeno económico a pesar de que el fundador y presidente del Foro Klaus Schwab y la propia Merkel quiera recuperar la armonía con las otras formas de globalización –cultural, política y moral-. La lucha por los recursos naturales y fuentes de energía son la prioridad de las multinacionales. Su instrumento legítimo es el gobierno del país al que pertenecen. Treinta y siete mil de las cuarenta y cinco mil grandes empresas del mundo están en Europa, Estados Unidos y Japón. Estas empresas son más poderosas que la mayoría de Estados pequeños y de los pobres. Las fortunas de las tres personas más ricas del globo equivalen al PIB de los 48 países más pobres. ¿Es preferible ser el presidente de Telefónica o de Zimbabwe?
China e India son la vanguardia de los países que intentan hacerse hueco en la escena internacional. Han demostrado haberse adaptado a las reglas del juego capitalista, pero aún no se sabe qué pueden aportar cuando tengan un poder real de decisión. China controla el 15% de la producción mundial, pero dispone tan sólo de un 2,9% de voto en el FMI, mientras que Bélgica con tan sólo el 1% de la producción, tiene derecho al 2,1% del voto.
De momento y ya que se empeñan en la globalización económica, 26 países han reactivado el diálogo para liberalizar el comercio internacional en el Foro de Davos. El tema más controvertido es el agrícola. En los años 90, el FMI y el BM persuadieron a los países más pobres para que abandonaran sus políticas proteccionistas y sociales a favor de las políticas neoliberales y el desarrollo de las iniciativas privadas. Mientras los adalides del capitalismo neoliberal, EEUU y la UE seguían subvencionando a sus agricultores, hasta el punto de vender sus productos por debajo de coste. Así ocurrió en Haití, donde el BM obligó a quitar las subvenciones a los productores de café y ya no pudieron competir en el mercado internacional. El país caribeño se vio obligado a importar el café de EEUU, donde sigue protegido, y miles de personas se quedaron sin trabajo, en la miseria.Angela Merkel ha reconocido los cambios políticos que se avecinan. Globalizar la globalización es un primer paso necesario para una futura gobernabilidad colectiva que incluya a los países en desarrollo. Para ello tendrá que convencer a los países más ricos para que renuncien a un nivel de vida insolidario e insostenible. Cualquier paso en otra dirección puede terminar con la paciencia de cuatro mil millones de voces que tienen derecho a ser escuchadas.

1 comentario:

PALOMA dijo...

Hay muchas cosas que algunos pocos deberian leer. Las buenas ideas deberian llegar como por arte de magia a lo mas alto.

Un dia...