sábado, febrero 24, 2007

Lluvia de elecciones

Hay tres cosas en esta vida que no vuelven, la flecha lanzada, la palabra dicha y la oportunidad perdida. Cómo devolver un te quiero, cómo impedir el daño de una flecha al centro del estómago, allí donde la carne es más débil. Las oportunidades son almas viajeras de nuestro subconsciente, en algún momento dos almas interaccionan y surge la oportunidad, si no se aprovecha nunca más la recuperarás. Vendrán otras, pero aquella se habrá perdido en ese profundo océano de lo que pudo ser y nuncá será, en esa idea de que tenemos la batalla perdida con el tiempo porque sólo importa en la vida este instante; y ya ha pasado.
Cómo podré levantarme cada mañana sin sentir vergüenza efímera de mi ser, cómo puedo dejar de escribir las dudas que me oprimen, las preguntas sn respuestas, los sueños rotos en algún desván de mi corazón. Cómo no dudar de la propia vida, del significado de cada partícula del universo. ¿Porqué estamos aquí? ¿Lo elegí? ¿Es que nadie va a despertarme de esta pesadilla? Ahora entiendo a los locos, inmejorable refugio de la irresponsabilidad, y del tonto, feliz ignorancia del que voluntariamente se pone unas orejeras para ver sólo lo que tiene delante y no desviarse del recto camino. Pero no existen los caminos rectos, ni existen caminos ni atajos ni rutas, sendas, vericuetos. Nada existe. Todo es nada, nada es todo.
Aunque no hay mal que cien años dure, la flecha lanzada, la palabra dicha y la oportunidad perdida forjan en nosotros un molde frágil a golpe de martillo pilón. Me asomé a la ventana pensando que sería un triste amanecer, pero un amanecer. Me equivoqué. Era la hora más oscura de la noche, cuando el grillo no canta ya, el buho se retira y el silencio es el abrigo de la soledad. No es lo que piense, es lo que siento: No hay futuro, sólo muerte

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de perder muchas oportunidades y arrepentirme, empecé a imaginarme dentro de unos años. Los geriatricos estan llenos de gente arrepentida de no haber hecho cosas, mas que de haberlas hecho. Yo no quiero ser así. Ahora mido mis palabras y aprovecho todas las oportunidades. No te dejes oprimir el corazón por convicciones que te impusieron al nacer. No pienses mucho tiempo para despues dejar pasar las oportunidades, porque habrá sido tiempo perdido. Ya sabes lo que creo, lo primero que piensas, por haber parido ese pensamiento, es el verdadero.
Cuidate, ¿vale?

Anónimo dijo...

Claro que´hay caminos rectos. Pero hay que ser una persona recta para andar por ellos.

Anónimo dijo...

Mi querido hermano: ¿A qué saben los besos que no se dan? ¿A qué las cosas que no pasarán? No todas las oportunidades perdidas serán la Oportunidad Perdida (con mayúsculas y todo). Ni la OP se asemejará en lo verdaderamente importante al resto de cosas que se escapan de nuestro ser. Que ¿por qué estamos aquí? No por fruto del azar. Si hemos llegado aquí es porque compramos un billete. Dimos un cachito de nuestra vida para pagarlo, aunque fuese a plazos sin saberlo. ¿Que entiendes a los locos? Oh, hermano, si es así bienvenido al club en donde sólo los locos entienden a los locos. Pero un secreto: si estamos así es porque queremos llegar alto. No creo que sea un refugio de irresponsabilidad, sino un mundo paralelo donde dibujamos con los dedos en la arena del desierto palabras que nos llenan por dentro. Ahora, la ignorancia para ver más allá del velo ante los ojos como unas segundas lentillas o gafas que mucha gente se pone es una cosa que machaca a los que quieren sienten que detrás de todo hay algo más. O es que tiene jodidamente a la fuerza que haberlo.
No te voy a decir que había un amanecer al otro lado de tu rincón. Pero si piensas que había una noche, haberte quedado allí pendiente de tu ventana un rato. ¿Y por qué demonios no saliste un rato a la calle? Oh mi querido hermano: hay noches, aunque sean las más oscuras, que son mágicas. Que hacen poner las vías del tren en la dirección correcta, y no porque con la luz del amanecer las podamos ver mejor y recolocar si hace falta -el sol no es tan bueno como parece-, sino que a veces hemos de cerrar los ojos y guiarnos con los otros sentidos. Con el séptimo y octavo. Y si llega el caso con el noveno y décimo.
El problema más común es el de las segundas lentillas. Que se ponen o frabrican por ahí esa gente a la que tanto queremos y que nos ponemos o fabricamos nosotros pensnado que no hay futuro. Yo un día sí y otro también creo como tú que no lo hay. Pero hay noches en las que hemos de salir a la calle para abrigar a quien se queda dormida en pleno jardín de incertidumbres.
Siempre esperándote,

Jesús el Hormiguero

Rôvënty dijo...

Gracias, Jesús. Suerte que siempre hay velas encendidas a nuestro lado que nos dan esperanza