sábado, abril 07, 2007

Domingo de Resurección



La iglesia de San Jorge estaba llena de esperanza. Ancianos, niños y jóvenes escuchaban el latir de sus corazones, acompasando el tempo del mundo, soñando lo que pasó hace dos mil años. Un hombre que luchó contra la injusticia y murió para salvarnos a todos. Sólo nos dejó un mandamiento: que nos amásemos los unos a los otros. Si algo merece la pena en esta vida es amar.

Empecé a vislumbrar delante de mi un camino angosto, lleno de peligros. No era otro que el camino de mi vida, ése que había perdido por emborracharme de libertinaje esclavo. Ahora lo veo de nuevo, no más ancho que de costumbre, no con más esperanzas que de costumbre, simplemente es el camino que elijo cada instante y que me acerca más a mí mismo.

Hay muchas maneras de resucitar, casi todos morimos y resucitamos muchas veces en nuestras vidas. Cada cual tiene su modelo a seguir para resucitar. El mío es un hombre que conozco a través de un librillo que me regalaron cuando hice la com-un-ión. Cambio en los evangelios la mala traducción griega de la palabra "pecado" por el de "injusticia" y todo encaja a la perfección. Los pecadores del evangelio son en realidad los injustos. Todos somos injustos en nuestras vidas, contra el otro y contra uno mismo. Nunca es un mal día para reconocerlo y asumir la esperanza de nuestras derrotas. La vigilia es el preámbulo de la resurrección

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me he sentido plenamente identificada, pero no lo podría haber dicho tan bien y tan bonito, nunca.

PALOMA dijo...

Yujat.

Roberto.rv dijo...

¡Que autentico!
como se decia en mi barrio, el mismo de la parroqia San Carlos Borromeo.

Y que bien lo escribes.