sábado, diciembre 03, 2005

El futuro de Europa: Alemania

Angela Merkel es la primera mujer canciller de la historia de Alemania. No lo tendrá fácil en su nuevo gobierno de coalición entre su partido, los cristianodemócratas (CDU) y los socialdemócratas (SPD) del hasta ahora canciller Gerhard Schröder. Los objetivos del nuevo gobierno son claros: trabajar juntos para salir de la recesión económica de los últimos años motivada por la reducción en el crecimiento de las exportaciones, terminar con el alto porcentaje de parados e impulsar una Unión Europea en crisis.
Según fuentes oficiales,la tasa de desempleo alcanzó el 10,7 % de la población activa en el mes de octubre, el nivel más alto en más de seis años. La subida del precio del petróleo ha frenado nuevas contrataciones, pero parece un argumento pobre para explicar la crisis económica alemana. Alemania es la tercera economía del mundo y basa su economía en las exportaciones. De ellas proviene uno de cada tres euros y crece cada año situando al país como el segundo del mundo en exportaciones detrás de EEUU. Sin embargo, la fortaleza del euro y su alto cambio en el mercado de divisas perjudican el mercado exterior alemán ya que por ejemplo EEUU, uno de sus principales socios comerciales, necesitará más dólares que antes para comprar los mismos productos. Por eso Alemania fue el gran valedor las ampliaciones de la UE al este de Europa en 2004, pues era la única forma de dar salida a todos los productos alemanes que no podían colocar fuera de las fronteras de la Unión.
En un país donde el 98% de la producción industrial son PYMES de menos de 500 trabajadores, la crisis en la exportaciones alemanas hace disminuir la producción y con ello aumenta el paro y desciende el consumo. El gran reto de la nueva canciller es salir del circulo vicioso que pasa por incentivar la economía interior de Alemania para que el motor de la economía europea arranque de nuevo. Para ello, los dos partidos mayoritarios alemanes han dejado de lado sus diferencias y han acercado posturas. La CDU ha desistido de su propuesta de eliminar los suplementos extraordinarios los domingos y festivos, a la vez que mejoraba los lazos con Washington, muy deteriorados desde la oposición de Alemania a la guerra de Irak. Otros temas están aún por negociarse como la adhesión de Turquía en la UE y la negociación de acuerdos salariales dentro de las mismas empresas y no por sectores como en la actualidad. Mientras lo que sí parece claro es que el Estado seguirá destinando un 3% del PIB a Investigación y Desarrollo (I+D).
El nuevo gobierno de coalición es consciente de los resultados en las últimas elecciones. Los alemanes han confiado en los dos principales partidos del país por igual para salir de la crisis económica en la que se encuentran y ejercer su liderazgo en una Unión Europea que pasa por el peor momento de su historia: sin líderes capaces de alcanzar acuerdos, con unas políticas que está muy lejos de ser comunes y cuando la sombra de las ampliaciones amenaza la propia definición de Europa.

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